Tambor 2, el cierre de un ritual. | Reseña

Nicolás Linares
5 min readNov 14, 2022

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Directo Bogotá | 6 de febrero de 2020

El rapero bogotano N. Hardem nos entrega la quinta producción de su carrera: Tambor 2. Una pieza musical hecha completamente por él, en la cual se centra en la introspección y la reflexión personal.

Tambor — N. Hardem

Álbum: Tambor 2

Artista: N. Hardem

Año: 2019

Sello: Independiente

Nelson Enrique Martínez, mejor conocido como N. Hardem saca a la luz su último álbum, Tambor 2. Tras lanzar su última producción –Rhodesia, en compañía de Las Hermanas- en el 2018, Hardem vuelve a sus raíces, para darle continuación a su primer disco, Tambor, generando así un complemento entre sus producciones.

Esta placa discográfica contiene 8 canciones, pero a sorpresa de muchos, tiene una duración de tan solo 16 minutos. Para un álbum con una extensión tan corta, su escucha llega a ser larga, ya que el contenido de cada canción es tan compacto, que a la hora de escucharlo uno se tiene que detener a analizar cada una de las palabras. Todo el disco fue compuesto, escrito y producido por él mismo. Los beats acá presentados mantienen la esencia que lo ha caracterizado. Un poco oscuros, disonantes, disruptivos y llenos de “sampleos”, logran combinar de forma armónica con el tono y la forma de rapear de Hardem. Su versatilidad le ha permitido rapear sobre distintos tipos de estilos, desde el más crudo hasta el más tradicional, pasando por el boom-bap clásico hasta encontrarse con el lo-fi y el vapor wave.

Entendiendo este como una radiografía de los que llega a ser N. Hardem, esta producción de cierta manera llega a ser un complemento del resto de su discografía. Para lograr entenderlo hay que primero escuchar Tambor EP, su primera producción y primera parte de este grupo de historias. La última canción de este álbum, Raheem aka Tambor, le dio pie para empezar a producir este segundo capítulo de su historia. Tras tener un accidente ese año, en su proceso de recuperación decide escribir estas letras a lo largo de cuatro años. Además, de manera conceptual, uno como escucha, logra encontrar una correlación temática y musical entre todas sus producciones, generando así una línea narrativa que le ha permitido construirse como rapero.

N. Hardem en el lente de Juan José Ortiz

Adentrándonos en cada una de las piezas encontramos como Hardem en este álbum trata de liberarse de los egos y las complicaciones que el reconocimiento musical y cultural le ha traído. Nos encontramos con un pequeño intro en forma de canto de adoración afro (el cual se deduce por las raíces y las temáticas que rodean el universo de Hardem. Este le da pie a su primera canción Sieza aka Earth nos muestra cómo ha sido su relación con el rap y sus pares, y como él todavía sigue explorándose como músico y como persona. En Caléndula aka Rainhands nos habla de su visión del dinero y el materialismo hoy en día, haciendo mención a cómo la industria se mueve y la posición que él tiene en esta, además de darle una mención especial a sus haters.

En 2soon aka Aurora vemos ciertas referencias a la muerte y a su posición frente a ella, para así darle pie a Árbol aka Heaven, en el cual hace una revisión retrospectiva de sus promesas, sus anhelos y sus visiones, y cómo estas se han ido cumpliendo, además de plantearse objetivos para un futuro. Adicionalmente este corte nos muestra cómo Nelson puede llegar a estar cansado del personaje que Hardem representa, afirmando que quisiera que ya no lo llamen así.

N. Hardem en el lente de María Paula Murcia

En Uchi podemos observar una reafirmación de los que ha llegado a ser Hardem con una pieza instrumental. Finalmente, para cerrar el álbum encontramos dos cortes. Oráculo aka Peace nos empieza a narrar un poco sobre su accidente, y sobre cómo éste llegó a mostrarle cosas nuevas que le permitirían explorarse, además de mencionar como se ha estado curando tanto por fuera como dentro. Para clausurar esta placa llega 3+1 aka Morning. En esta nos cuenta cómo fueron los momentos posteriores a su accidente. Su tono es más brusco y crudo que el que usa en el resto del álbum. Nos habla de su experiencia, en un coro a modo de mantra, jugando con la simbología que tiene el 3 y el 1, representando comprensión y conocimiento. Para clausurar lo que podemos entender como un ritual, Hardem llega a cerrar un ciclo de su vida. Podemos entender este álbum como el final de una era, de un ciclo, el final de una etapa que Hardem decidió nombrar como Tambor.

Finalmente afirmó que la producción de este disco llega al mismo nivel que sus otras producciones, logrando satisfacer las expectativas de sus seguidores. Los beats de Hardem logran crear una sincronía con sus letras y su estilo de rapear. Logran hacer que el álbum se sienta como un conjunto, con una línea narrativa definida, y lo más importante, logra mantener y dar una evolución al universo de Hardem. Aunque en ciertos puntos llega a ser conceptual debido a las temáticas que trata, las metáforas que usa y el lenguaje que despliega, basta con escucharlo un par de veces para entenderlo, porque definitivamente la brevedad de esta producción y su complejidad deja al escucha con ganas de repetirlo.

Como ha ocurrido en los últimos años, Hardem se vuelve a posicionar en la cima del rap bogotano. Sus trabajos nunca defraudan y este no fue la excepción. Por ahora tenemos que esperar cómo se va a llegar a desenvolver y como Hardem empezará un nuevo ciclo y seguirá expandiendo los horizontes de su universo.

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Nicolás Linares
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Periodista y publicista. Escribo sobre temas culturales e internacionales principalmente. Me dicen Lipi.